Esta obra, mi primer trabajo, está dedicado a quien fue mi guía espiritual, mi maestra y mi gran adoración, correctora ortográfica en un primer momento de esta obra: Mi tía MARY TORCOROMA JÁCOME BENAVIDES (Q.E.P.D.); a COPETRÁN, mi gran amigo de adolescencia, quien me permitió conocerlo, a todo el CLUB DE LOS JUBILADOS ¡hombre dejen de tomar! A mis padres LISANDRO JÁCOME BENAVIDES (Q.E.P.D.) Y MARIA DE LOS ANGELES SÁNCHEZ AREVALO, a mis hermanos SANDRO Y LISANDRO JACOME, los mejores en todo el sentido de la palabra, quienes me han apoyado desde que se me ocurrió dejarlo todo por dedicarme sólo a escribir, y no faltaba más, dedicarle esta obra, que así como consideró José Eusebio Caro a su hijo, que luego así mi padre considero también a su hijo Sandro y que hoy también como en la propaganda “te lo repito”, a mi gran obra, DAVID LISANDRO JACOME MELO y por último, para no mamar, porque le debo esto a mucha gente, a mi bella y adorada novia STEPHANI ALVERNIA SUÁREZ.

 

Bajo la maravillosa historia de Ocaña, Caro, Adolfo Milanés, Guillermo Calderón de la Barca, entre otros; en la sombra de la historia se ha venido tejiendo una realidad social que prima denunciarla por cuanto nuestros jóvenes a muy temprana edad inician en el gran cuento, en el mundo ideal, en el consumo excesivo de alcohol, con el agravante de la no concientización del daño que produce el alcohol.

 

Espero haber tratado a través de esta obra, describir el estereotipo de un tomador, procurando que se encarne una realidad humana, vivida en muchos de nuestros hogares.

 

Con respeto a quienes me han aportado material para ahondar en este tema.

 

David Lisandro Jácome Sánchez.

Esta es una historia basada en hechos de la vida real, todos los personajes que aparecen son reales, a algunos se les ha cambiado el nombre pero no su papel protagónico, esta historia sale a la luz pública con el consentimiento de quienes aún viven y participan de este mundo bohemio junto a sus familiares.

 

Quienes no han querido participar en la obra, su identidad ha sido cambiada y por un sí o por un no, tal vez al leerla te encuentres que de quien habla “Copetrán” seas tú.

 

Este primer trabajo es una historia que me fue narrada cuando tenía 16 años, por un alcohólico que quería denunciar y contar. Lo relatado en esta obra es el producto de las conversaciones mantenidas con mi amigo (Q.E.P.D.), y de algunos manuscritos que este personaje me suministró.

 

Espero te guste y como quedó plasmado por el profesor Wilson Enrique Ramírez en el prólogo de las Espinas de la Rosa Roja, gustará al lector desprevenido, al que no anda en busca de perfecciones formales. Y como dijo mi amigo “esta historia es de nunca acabar porque mientras en Ocaña por alguna circunstancia se cierra una venta de bolegancho[1], se abren cuatro, y junto a esas ventas, otros personajes, nuevas anécdotas, nuevos descubrimientos para tomar ese preciado licor que sólo reyes alcohólicos pueden degustarlo”.

DEL MUNDO DE LA ALUCINACIÓN PARA EL MUNDO REAL EL MUNDO IDEAL.

 

Qué pensaba Copetrán sobre diferentes topes de la vida. Un reportaje a un gran amigo que por desgracia o más bien por gracia como lo decía él, cayó en el juicio de la sin razón y creyéndose cuerdo o estando cuerdo, mientras se tomaba su primer cuarto de bolegancho del día, esto me sugirió: un reportaje hecho hace varios años a un alcohólico que por suerte vivió sus últimos días de su vida en Ocaña, el mundo mágico de Copetrán.

 

Para mí es un gran honor presentarles a un ser humano de grandes calidades olvidado por la sociedad y su familia, pero quien en sus últimos años de vida me permitió conocerlo y no dejarlo olvidado como el resto del mundo. Su obra que ahora es mi obra me permite inmortalizar sus ideas.

 

Del bajo mundo y de las sombras del alcohol, de la laguna mental a estados de paz y sobriedad, tengo el gusto de presentarles el mundo ideal de Copetrán, un mundo mágico en el que sólo un rey pudo vivir.

DAVID JÁCOME S.

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[1] Bebida alcohólica de elaboración casera.

COMIENZO DE LA OBRA PAG 1

EL MUNDO IDEAL

 

Que no voy a dejar de beber señor mío, métase eso en la cabeza, no ve que no debo, ni puedo y mucho menos quiero ¡no sea tan metido! Déjenme sentado acá al Iado de la Currambera, para poder pensar. Sus consejos me importan un carajo, y usted debe respetarme ante los ojos de Dios, si existe, y de la Constitución, mi libre desarrollo de la personalidad. Así es que señor mío, si piensa criticar mi vida, sépalo muy bien, que siempre le encontraré una excusa como causal de justificación bien fundamentada. Y por ello creo estar en lo correcto y ni usted ni nadie me van hacer opinar lo contrario.

Sus disparates y su filosofía sobre lo bueno y lo malo me importan cinco centavos.

¡Usted no me va a joder a mí! Que le quede esto grabado en su memoria indeleble, si se cree muy berraco venga y discute su tesis conmigo a ver si se cree perfecto.

Porque el día que el hombre por fin se dé cuenta y se acostumbre que no nacimos para ser felices sino para sufrir, entenderán que lo que más le gusta es decir el arte de saber vivir, los pocos ratos de felicidad los aprovecharán al máximo.

 

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